El género
chico brilló, indudablemente, en el estreno de La verbena,
en el Apolo la noche del 17 de febrero de 1894.
Se sabe que sus autores fueron Ricardo
de la Vega y el maestro Bretón y que representa
el alcaloide del madrileñismo teatral del fin de siglo. Pero no
como sucede en otras obras, pintoresco y recargado de manera artificial,
sino fluyendo con naturalidad, con una finura y precisión extraordinaria.
Al lado de La verbena palidecen todas las demás.
No era de extrañar este resultado en Ricardo de la Vega, sainetero
excelente en la pintura de costumbres y tipos de la época. Con todo,
en La verbena se superó así mismo realizando su obra
maestra. De Tomás Bretón, la extrañeza
persiste. No porque su capacidad musical no fuese capaz de producir obras
de mérito, sino porque su musa era absolutamente seria, vertida
hacia la ópera o el concierto, y parecía imposible que, careciendo
de la flexibilidad de un Chapí, pudiese
musicar un sainete madrileño con propiedad.
Pero el músico salmantino acertó
por completo y produjo la mejor partitura del género
chico. No acertó más que una vez, porque aún cuando
el éxito de La verbena le animó a persistir, en el
resto de sus obras demostró que la musa del sainete no le había
visitado plenamente más que una vez. Sus obras restantes son frías,
aunque bien compuestas. Y de la Vega también se puede decir que
después de La verbena ya no fue el mismo de antes, como si
en su mayor acierto volcase todas las posibilidades.
Como era uso y costumbre en los sainetes
de la Vega, La verbena llevaba además del título principal,
los de El boticario y las chulapas y celos mal reprimidos. No hay
que decir que su éxito cara al público fue apoteósico
desde el estreno, sin embargo el éxito de crítica fue menor
de lo que ahora parece que mereció. Se juzgó como muy buena
obra y como la más destacada de la temporada, pero no hasta el punto
de ver en ella el apogeo del género.
La acción se desarrolla en
Madrid, hacia fines del siglo XIX, al atardecer y por la noche de un 14
de agosto. El boticario don Hilarión se prepara para ir a la verbena.
Informa a su amigo Sebastián que ha conocido a dos bonitas hermanas,
una morena y una rubia, y que no sabe cuál de ambas le gusta más.
Se escucha desde la taberna al joven Julián; ama a Susana con ardor,
pero ella juega con él dejándose acompañar por un
anciano.
La tía Antonia saliendo de
su casa con sus dos sobrinas, Susana y Casta, aguardan a don Hilarión.
Aparece el boticario de muy buen talante, al ser bienvenido por las mujeres
ordena muchas bebidas en el café y mucha música con la que
el viejo baila una mazurca con las dos hermanas a la vez. Julián
se interpone airado y la tía Antonia azuza a los perros contra él.
Julián logra no obstante interpelar a Susana con la desconsolada
y furiosa habanera "¿Dónde vas con mantón de Manila?".
Don Hilarión llega a la plaza
perturbado por la anterior disputa en el café, se reconforta con
un vaso de jerez. Poco más tarde llega Julián con ira intensificada,
toma erróneamente a una pareja de bailarines por Hilarión
y Susana y pretende echarle encima a la policía a la tía
Antonia, bajo acusación de alcahuetería. El escándalo
del café se repite, Susana aparece en medio de la confusión
y confiesa su amor por Julián. Seguidamente todos continúan
el baile.
Los intérpretes de La verbena
fueron: Luisa Campos, Leocadia e Irene
Alba, Pilar Vidal, José y Emilio Mesejo
y
Manolo Rodríguez.
El aceite de ricino
ya no es malo de tomar.
Se administra en pildoritas
y el efecto es siempre igual.
Hoy las ciencias adelantan
que es una barbaridad
!Es una brutalidad!
!Es una bestialidad!
Seguidillas:
Por ser la Virgen de la Paloma. 12,5´´
Por ser la Virgen
de la Paloma,
un mantón de la China-na,
China-na,
te voy a regalar
Coplas
de Don Hilarión. 55,5´´
Una morena y una rubia,
hijas del pueblo de Madrid,
me dan el opio con tal gracia
que no las puedo resistir.
Caigo en sus brazos ya dormido,
y cuando llego a despertar,
siento un placer inexplicable
y un delicioso bienestar.
Y es que las dos,
!ja, ja, ja, ja!,
se deshacen por verme contento,
!ja, ja, ja, ja!,
esperando que llegue el momento
en que yo decida,
!ja, ja, ja, ja!,
cuál de las dos
me gusta más
Habanera:
"¿Dónde vas...?". 22,5´´
¿Dónde vas con mantón de Manila?
¿Dónde vas con vestido chiné?
A lucirme y a ver la verbena,
y a meterme en la cama después.
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